25/01/2022

Un paseo por la Casa de Campo

Durante octubre de 2020 en pleno estado de Alarma propusimos esta ruta para hacer en familia, algo más de un año después nos animamos a hacerla en grupo. Esta es la crónica de una de las familias que asistió.

Comunicación > La Red del Siglo > Sigler@s Montañer@s

Era un 19 de diciembre, con muchas ganas porque hacía meses desde que pudimos ir a la última ruta con Sigler@s montañer@s. Nos dirigimos a la Casa de Campo: Greta de 4 años, Rober de 2 y su mamá y su papá. El día amenazaba lluvioso y frío. Llegamos un poco tarde al punto de encuentro. Como casi siempre, unos rezagados, otros por el atasco mañanero de la M30. Al llegar, Patrick nos recibe con una cálida bienvenida y unas cuantas sorpresas que iríamos descubriendo a lo largo de la mañana; prismáticos para no perdernos detalle y un mapa manuscrito con todos los ítems del itinerario. Empezamos nuestro camino y nada más salir encontramos un árbol centenario de tronco gigantesco que sobrevivió a los estragos de Filomena. Los pequeños deciden abrazarlo haciendo una cadena humana.

Seguimos por el antiguo cauce de un antiguo río y vamos descubriendo y aprendiendo por el camino a distinguir plantas y árboles. Buscamos madrigueras de conejos y otros pequeños animales y encontramos más cosas de las que esperábamos. Sin duda fue una jornada emocionante llena de descubrimientos en la que aprendimos un montón de cosas que desconocíamos sobre la casa de campo… un paraíso natural tan cerquita de Madrid. Seguro que me dejo muchas sin mencionar, pero estas fueron las que más nos sorprendieron.

Continuamos el camino y nos cruzamos con un puente que formaba parte de un antiguo acueducto para transportar el agua. Nos paramos a hacer una foto de familia y contar un poquito de los acueductos, cómo se hacían, para qué servían…

Más adelante un gran abeto del que cuelgan adornos de navidad le sirve a algunos para improvisar una escalada.

Descubrimos huellas en el barro y jugamos a averiguar de quién son, algún que otro pie acabó dentro. Por suerte, nada que nos impida continuar con nuestra marcha. Con la ayuda del mapa ilustrado los más pequeños nos van guiando y aprendiendo así a interpretar una leyenda y a orientarse. Hay tanto por descubrir que al final vamos rezagados así que decidimos tomar un pequeño atajo y subiendo por la colina llegamos a un gran parque con tirolinas y toboganes. Allí hacemos una parada, nos encontramos con el resto de los compañeros que nos faltaban y compartimos charla y comida. Como es navidad y nos cuidamos muy bien no nos falta ni el jamón ibérico que aporta la familia de Ibai, también de 4 años.

Retomamos la ruta para afrontar el último tramo y la sorpresa final nos espera… los pequeños corren emocionados, ¡ya vemos la valla del zoo! primero los monos de culo rojo, después hipopótamos, jirafas y cebras. De repente oímos un gran rugido… ¡EL TIGRE! Salimos todos corriendo y allí están; un tigre blanco y dos canelas, también dos leonas y un león. Greta dice que a ella lo que más le ha gustado ha sido el tigre blanco y a Roberto el pony porque una niña lo ha tocado.

A mí me ha gustado todo, pero en especial la compañía, como siempre estos Sigler@s no decepcionan. Como pequeño agradecimiento por la magnífica labor que hacen les he escrito esta reseña que culmino con un poema.

El día parece nublado
un árbol muy grande vimos
juntos lo rodeamos
y se tornó despejado
el asfalto hemos dejado
buscamos con pasión
como en una canción
madrigueras, pistas y huellas
por todas las laderas
descubrimos con ilusión.

Eva Gomez (Mamá de Greta de 4 años y de Rober de 2 años)
(Puedes ver más fotos aquí)

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