19/06/2023

Experiencias sobre “Convive en la tribu”

El fin de semana del 26 al 28 de mayo de 2023 bajo una lluvia incansable y teniendo a la vuelta que pasarnos por el colegio electoral. Se juntaron hasta 120 personas en lo que ya ha pasado a llamarse la Tribu Siglera del Albergue de Piedralaves, una experiencia que como veréis a continuación transciende el simple hecho de una acampada de familias.

Comunicación > La Red del Siglo > Sigler@s Montañer@s

​ALGO INSUPERABLE PARA EL ALMA Y EL CORAZÓN
por Paula (mamá de María de 2º primaria)

Bajar al pueblo de Piedralaves con gente desconocida fue una experiencia inolvidable. Ellos ya se conocían porque sus hij@s van juntos al cole, yo era «la nueva», pero desde el primer momento no me sentí una desconocida porque al final todos somos padres, madres, en un mismo colegio y vamos juntos a un albergue con gente del mismo centro, unos son más amigos y otros menos, pero igualmente pasamos un finde maravilloso, divertido, hacemos talleres y nos conocemos… Es la experiencia más esperada de todo el año, un lugar donde reunirnos y estar felices. Animo a ir a esas personas que creen que se aburrirán porque es algo insuperable para el alma y el corazón

ESTE AÑO POR FIN NOS PUDIMOS SUMAR AL ALBERGUE
por Jesús (papá de Nico de 2° de infantil y de Julia de 2° de primaria)

«Y este año por fin nos pudimos sumar al albergue. Me toca ir sin mi pareja, que se queda estudiando. Mi hijo pequeño es una lapa adherida a papá, lo que hasta cierto punto limita mis movimientos. Mi hija mayor encuentra su espacio con sus amigas y amigos, y se suelta en el escenario. Quienes están detrás de la organización nos dan pronto muestras de lo que les mueve. Con una inmensa generosidad, han organizado de todo para que nos sintamos parte de un todo en el que no se sabe dónde acaba el libro de familia y dónde empieza la familia siglera. Y así, aunque mi hijo sigue pegado a mí, nos da para hacer de todo, e importa tan poco la lluvia que algunas hasta se bañan en ese huequito de tregua que nos deja. Me animo con Highway to Hell en el karaoke, pero la autopista nos lleva a todas y todos a construir, cada uno con un ladrillo de una forma y de un color, lo que queremos que sea el Siglo. Porque meditamos, cantamos, masajeamos, nos subimos a un escenario, nos sumergimos en una piscina, jugamos juegos de mesa, charlamos, comemos, bebemos… y, cuando a casa finalmente volvemos, estamos deseando agradecer lo que hemos vivido, y volver a vivirlo, siempre volver.

EL OLOR A BOSQUE QUE ALIGERA EL ALMA
por MARTA (mamá de Rosa Candela de 4° de primaria)

La primera sensación del fin de semana Siglero es el olor del bosque, que te aligera el alma.
Después, en un plano algo más metafísico, enseguida notas que el tiempo adquiere otra calidad: se vuelve manso, deja de acosarte como en la ciudad.
Por último, una agradable sensación de equilibrio emocional. Y creo que es porque hay un sitio para todos en este albergue: mientras las personas más expansivas y extravertidas derrochan su vitalidad y su alegría, que se realimenta con la de los demás hasta convertirse en una corriente incontenible que lo impregna todo (se comparten experiencias y conocimientos, se baila, se canta, se juega, se hacen proyectos y planes…), los más tímidos pueden observar y participar a su manera sintiéndose a gusto en esta bulliciosa comunidad.

EL ALBERGUE ES UNA EXPERIENCIA QUE PARA ENTENDERLA HAY QUE VIVIRLA
por Amaya (mamá de Unai de 6°, e Iria, de 3°).

En la vida hay experiencias que hay que vivirlas para entenderlas, y el albergue es una de ellas. No vale que te lo cuenten, hay que vivirlo.
Para nuestra familia, la salida del Albergue es parón en la rutina, un fin de semana de juego libre en un lugar seguro, algo que cada vez resulta más difícil de encontrar. El Albergue es un espacio donde todas las personas, incluso las mas pequeñas experimentan sentirse libres y seguras, un espacio donde cada una puede sacar su forma de ser, sin juicios, sin peligros, sin prisas y sabiendo que hay un cuidado de toda la comunidad.
La sensación es de estar allí una semana, aunque solo pasemos un finde. Es el inicio del verano, en mi caso me trae el recuerdo a aquellos campamentos de 15 días. Se crean recuerdos bonitos para la infancia donde comparten con chavalería de otros cursos y con las personas adultas. Donde cada persona aporta en la organización, bien ofreciendo un taller o disfrutando de realizarlo, bien disfrutando de su tiempo como cada cual quiera: si a alguien le apetece leer, lee y, si alguien le apetece caminar, se va a dar un paseo, si se quiere hacer música se hace música… hay espacio para todo.
Es un orgullo hacer esto año tras año, compartir tiempo de calidad más allá de las prisas que tenemos en el cole todos los días. Un fin de semana en el que nos bajamos de la rueda y estamos. Estamos presentes, nos compartimos, nos encontramos, nos cuidamos.

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