De cómo vivimos el albergue de Sigler@s Montañer@s

11/06/2018

El colegio nos gusta, desde los primeros días tuvimos esa sensación de acierto, las profes, los compis, los otros padres, la sensación de libertad para moverse e implicarse, así que cuando supimos que había una salida a final de curso, nos apuntamos sin dudarlo, y la gente de 3 años se movilizó para ir todos juntos.

Al llegar al albergue nos dimos cuenta que llegábamos a un grupo de gente que ya se conocía, que llevaban juntos muchos años, que éramos los nuevos y nos sumábamos a un plan en el que nos lo daban todo hecho, y nos sentimos arropados.

Para mí fue recuperar las sensaciones de los campamentos, el olor de la cocina (también el de los baños, jeje), las literas, la comunidad, los avisos mesa por mesa, el estar pendientes de las necesidades, el pensar en los más pequeños y hacer por ponernos juntos para que estuviéramos más cómodos.

El viernes descubrimos que nos enfrentábamos a un nuevo aprendizaje, gestionar a los niños de 3/4 años y dejarles libertad sin volvernos locos por controlarles todo el rato, ¡y nos hicimos más grandes todos!

El sábado disfrutamos de una jornada otoñal y un grupo de padres unidos, pensando en actividades para todos, con juegos, pinturas y propuestas para pasar la lluvia juntos y entretenidos. El mismo sábado también disfrutamos del verano, y por la tarde se abrió la piscina y pudimos darnos un baño que te refrescaba hasta las ideas, ¡el primer baño del verano!

Y aunque las nubes iban y venían, pudimos disfrutar de la actividad multiaventura, al menos de la miniactividad minimultiaventura con los minisigleros. Todo muy mini y muy monísimo.

El domingo el tiempo fue genial, disfrutamos todos juntos de la actividad de arco, la piscina volvió a abrirse, algunos nos escapamos a por quesos y llegamos justos a la foto de grupo, pero ¡llegamos! Y tras la comida nos tuvimos que marchar, y fue una pena, porque la sensación de estar en otro lugar, en otra forma de vivir, en una comunidad ajena al día a día, hizo que volver a Madrid fuera difícil.

Es necesario añadir que el nivel de libertad e independecia que te da el albergue para autogestionar las actividades y las dependencias, es fantástico, y la organización de los Sigleros para cubrir turnos de piscina y las demás actividades, y ser lo suficientemente organizados para que nadie pringue más de la cuenta y que todos puedan disfrutar, es reseñable.

Nosotros, los nuevos, fuimos unos «oportunistas», con aquello de ir por primera vez y con los pequeños, nos apuntamos a todo y nos escaqueamos en las siestas. Pero ahora, tras esta primera experiencia, sabiendo que repetiremos y, tras haber comprobado que juntos todo es mejor, y que se puede gestionar con buena voluntad y muchas manos a un grupo de más de 130 personas, nos apuntamos a la gestión (y al disfrute) del próximo año.

Muchísimas gracias por abrir un plan tan increíble para todo el colegio y aceptarnos y ayudarnos como si fuéramos uno más de Sigleros Montañeros, la verdad, que tiene mucho mérito el nivel de involucración y esfuerzo. ¡Gracias!

Pd: Las noches fueron de los mayores, el viernes tranoschamos de más.

Pd2: Llevamos 3 días cantando «yo cagué cagué», la canción estrella de la velada.

Mónica Cuesta Villarin
Mama de Eva de 3 años A