Se nos acabó el yoga virtual…

01/07/2020

Han sido 13 semanas en las que hemos estado conectadxs online para practicar yoga con la ayuda de María Barreiro, madre del colegio con certificado de instructor de yoga.

El taller empezó de manera presencial en el colegio el miércoles 4 de marzo, en una sesión a la que asistieron 15 personas, el número máximo de alumnxs, ya que se disponía de espacio limitado. Sin embargo, sólo se pudo dar la primera clase porque el miércoles siguiente se cerró el colegio por la pandemia.

Afortunadamente, María, con el apoyo de Convive y de una manera totalmente gratuita, organizó de nuevo el taller, esta vez de forma virtual, con la ventaja de que las otras 15 personas que nos habíamos quedado fuera por la limitación de espacio pudimos unirnos con esta nueva opción.

Y, no solo eso, cualquier persona que quiso participar, estuviera o no apuntada previamente, y fuera o no del colegio, pudo asistir a estas nuevas sesiones. No había limitación de entrada más que la que daba la conexión con la que podían acceder hasta 100 personas.

El grupo era heterogéneo, con personas que habían practicado yoga junto a otras que éramos totalmente novataxs, pero María empezó poco a poco, respetando nuestro ritmo.

Cada sesión contenía técnicas de respiración y posturas (o asanas) que cada semana se iban complicando, aunque María siempre nos ofrecía una alternativa sencilla, y nos pedía que escucháramos a nuestro cuerpo para nunca forzarnos y nunca hacernos daño.

Siempre acabábamos con una merecida relajación después de haber trabajado nuestra respiración y nuestros músculos. A mí, desde entonces, cuando a veces tengo problemas para dormirme, me ayuda mucho recordar la voz de nuestra instructora repasando cada parte del cuerpo y ayudándome a relajarme.

Gracias al taller hemos aprendido a mejorar nuestra flexibilidad, nuestra resistencia y nuestra fuerza, o sea, hemos conseguido una estupenda manera de hacer deporte sin salir de casa; y además nos ha proporcionado un momento para olvidarnos del mundo y concentrarnos en nosotrxs mismxs.

Para María, el taller tenía la dificultad de que, al no compartir espacio físico, no podía ayudarnos ni corregirnos, aunque de vez en cuando paraba para echarnos un vistazo y ver qué tal íbamos.

Estas son las desventajas del yoga virtual, que, a pesar de esto, ha sido una gran experiencia para nosotrxs, sus alumnxs y estoy segura de que también lo ha sido para nuestra instructora.

Así que no nos queda más que decir a María Barreiro:

¡Muchas gracias!

¡Namaste!

Rosa Gómez
(madre del cole y alumna del yoga virtual)