04/12/2021

Convive en el museo

Os mostramos algunas de las experiencias vividas en la visita del museo Thyssen Bornemisza organizada por Convive Cultural.

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El pasado día 7 de noviembre desde Convive compartimos una vivencia más: visitar juntos un museo de pintura, “Convive en el Museo”. El Thyssen Bornemisza fue nuestro primer escenario y a continuación podéis leer algunas experiencias del día…

Visita al museo Thyssen-Bornemisza (David, Rut y Zoe)

Cuando se propuso esta visita, tuve bastantes dudas sobre si apuntarme o no…mi hija Zoe tiene 6 años, está en 1º de primaria y no estaba muy convencido de que lo fuese a disfrutar. Al final, mi pareja Rut, me convenció y nos apuntamos.

La elección del cuadro que íbamos a comentar cada uno no fue fácil, además, coincidimos en la elección con otras personas de nuestro grupo, con lo cual, tuvimos que cambiar uno de los cuadros y Zoe compartió con Tomás el suyo, porque era el que les gustaba a ambos.

Desde mi punto de vista, es difícil explicar cosas de un cuadro de una forma interesante tanto para adultos como para niños de 6 años; lo intentamos, pero creo que no funcionó demasiado bien, sobre todo con los niños pequeños…estaban a otra cosa, les apetecía más jugar, corretear, subirse a los bancos, que fijarse en los cuadros; en cambio, Lucía, la otra niña de nuestro grupo, que creo recordar que está en 5º de primaria, estuvo mucho más receptiva a la actividad y la visita, se preparó la información de su cuadro e incluso nos hizo alguna pregunta cuando el resto explicábamos los nuestros.

Para nuestros pequeños, esta visita ha servido como una primera toma de contacto con el mundo de los museos y aunque creo que no ha sido todo lo satisfactoria que deseábamos, es un aperitivo y espero que un aliciente, para que en el futuro quieran acercarse muchas más veces al mundo del arte y de los museos.

Como parte positiva, destaco la oportunidad de conocer a otra familia del cole y compartir con ella no sólo la visita al museo, sino la post-visita… nos fuimos a tomar el aperitivo juntos y pasamos un rato realmente agradable.

Mi experiencia (Raquel)

Primera actividad que desde el cole organizan para ir a un museo. A mí familia le encanta ir a los museos, exposiciones de pintura, esculturas, hasta de cosas que a veces no entiendo muy bien.

Pero esta vez era diferente, íbamos con amigos del siglo XXI y además teníamos que preparar cada uno de nosotros un cuadro, buscar su autor, su estilo y compartir con nuestros amigos lo que habíamos preparado. Así que el sábado, antes de la actividad, ahí estábamos todos, alrededor de la mesa del salón buscando información, ensayando como contar nuestro cuadro, cómo ser originales.

En mi caso elegí La bailarina basculante de Degas o como él lo llamaba La bailarina verde. Se me ocurrió la idea de hacer como si fuera una bailarina, vestirme de verde y contarlo como si Degas me hubiera pintado.

Era la primera vez que explicaba un cuadro y me entraron un poco de nervios, me daba vergüenza y aunque papá y mamá me iban a ayudar yo quería hacerlo sola. Cuando llegamos a mí cuadro, mi bailarina, me entraron muchos nervios, me dio super vergüenza, pero mi grupo me ayudó y pasamos a otro cuadro antes de explicar el mío. Así pude calmarme y cuando realmente estuve preparada expliqué mi cuadro al grupo. Conté porque le gustaban las bailarinas a Degas, que técnica utilizó y lo bonitos que son los colores y la luz del cuadro. Mis nervios desaparecieron y la experiencia me encantó.

Taller improvisado en el Thyssen (Marta)

El primer grupo que entró al museo contaba entre sus integrantes con Bea, que había elegido la obra Casa giratoria de Paul Klee. Pero, haciendo gala de sus habilidades pedagógicas, no se limitó a contarnos la vida y el carácter del autor, o a situar históricamente la obra, sino que nos hizo pasar a la acción.

Nos explicó en pocas palabras el concepto de la multiplicidad de perspectivas que el pintor suizo plasma con sencillez deliberadamente infantil en este pequeño lienzo. A continuación, extrajo de su carpeta unos papelitos y unos pequeños lapiceros, y nos propuso que eligiéramos una parte de nuestro cuerpo o un objeto de la sala y que, en distintos trozos de papel, lo fuéramos dibujando desde una perspectiva diferente; luego debíamos elegir uno como dibujo central y colocar el resto a su alrededor y… ¡voilà, ya teníamos nuestro Jarrón giratorio, nuestro Corazón giratorio, etc.! Esos veinte minutos escasos en los que, agachados sobre uno de los bancos de la sala, todos, peques y mayores, nos afanamos en plasmar ese concepto hicieron que saliéramos del formato de visita guiada al uso a un museo de arte para lanzarnos a entender y a “practicar” ese arte.

Junto a este taller improvisado, también disfrutamos de la observación detenida de dos obras de Toulouse-Lautrec; de la lectura de una fábula de La Fontaine (ilustrada por El gallo de Chagall); de un pequeño cuento inspirado en el Grupo de casas en primavera de Itten; de reflexiones sobre las pesadillas y sobre cómo titular un cuadro; de un pequeño juego sobre curiosidades de la vida de Dalí o del relato de los avatares vitales y estilísticos de Picasso ante su Arlequín.

¡Habrá más experiencias en siguientes entregas!

Convive cultural
convive@colegiosigloxxi.org

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