Regalos que te ofrece la vida

56 personas, 17 familias se unieron a este evento, con vocación de permanencia que ha sido posible gracias a la coordinación de los contenidos de Irene (mama de Naia de 5º de primaria) y Marcos, su pareja.

Durante dos intensos días hemos demostrado que en otoño es posible crecer, como los árboles, para echar raíces que no sostengan una vida más plena y feliz.

Os dejamos dos testimonios de la felicidad y el crecimiento que nos ha traído este evento que repeteremos el año que viene, reservarnos la fecha 15 al 17 de noviembre de 2024.

Para Merche, mamá de Emma de 2º de primaria:

Ha sido un fin de semana de crecimiento como comunidad con personas fantásticas que no había tenido el gusto de conocer antes, en un evento que derrochaba empatía, acompañamiento, comprensión, experimentación, información muy interesante compartida por compañeras increíbles en talleres y todo esto en un buen ambiente de alegría, de echar unos bailes divertidos que nos han dado un toque de humor y espontaneidad.

Ha sido un fin de semana de recordar muchas cosas: como es posible educar desde el ejemplo, tener el agradecimiento más presente en mi vida e imaginar como podría ser posible una comunidad de cuidados.
Dos días de parar, de conseguir salir de la rueda de la vida en la que estamos inmersas y soltar parte del estrés que no nos deja ni conectar con ser una misma.

Para Marta, mamá de Diego de 4º de primaria y de Julia de 2º de primaria:

Tan solo tengo palabras de agradecimiento para explicar mi experiencia vivida este fin de semana en el albergue de Piedralaves.

Dicen que una persona tiene que volver a aquellos lugares en los que fue feliz… a mí no me cabe la menor duda de que por supuesto volveré. Y es que volvería una y mil veces a pasar por esta experiencia con gente maravillosa a la que no conocía antes, salvo a unos poquitos.

Me quedo con un sabor muy dulce y con la semilla de cada uno de vosotros y vosotras en mi corazón, así como estoy segura de haber dejado la mía propia en los vuestros, como me lo habéis transmitido a través de vuestras miradas, vuestros gestos, abrazos y palabras.

Jamás había experimentado el estar en un grupo tan amplio y desconocido, y tener la certeza de que no cambiaría a nadie por otra persona y tampoco ningún momento de los vividos por otros.

Si tuviera que describir donde he estado este fin de semana, diría que vengo de un lugar seguro, y no lo digo por el sitio en sí, que por supuesto es una maravilla, sino porque la compañía ha sido como estar en casa; sin juicios, con apertura ante lo desconocido, con la curiosidad que te permite crecer, con el calor de un hogar y con la seguridad de poder mostrar cada uno nuestras vulnerabilidades sin temor.

También tengo que agradecer el increíble esfuerzo de las personas organizadoras por su cariño, esfuerzo y amabilidad (Gracias Patrick, Victoria, Carmen, Marcos e Irene)… pero por supuesto gracias a todas las personas que habéis hecho que nos vayamos de allí con una cantidad enorme de aprendizaje y vivencias enriquecedoras. Gracias Irene, Marcos, Irene C, Nayra, Zoraida, Amaya, María y Hector por la organización de talleres y en general a todas y todos los asistentes porque de cada uno de vosotros me llevo algo grande.

Por último, no puedo terminar sin dar unas GRACIAS con mayúsculas a nuestros chiquitines y chiquitinas y a los no tan pequeños, nuestros adolescentes, ya que sin su existencia esto no habría sido posible y tampoco lo habría sido sin su paciencia y saber estar.

Me quedo especialmente con el momento de agradecimiento conjunto, viendo como son el absoluto reflejo de lo que viven y de lo que ven a su alrededor. Si ven amor, darán siempre amor y sin ven luz, ellos serán luz.

Gracias de todo corazón y hasta la próxima, equipo.