25/03/2022

Escritura creativa en la tertulia sobre Manolito Gafotas

El pasado viernes tuvo lugar la tertulia trimestral organizada por Cultural-mente21 para fomentar la lectura de clásicos de la literatura infantil y que tuvo como libro escogido las increíbles aventuras de Manolito Gafotas.

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El viernes día 18 de marzo entre las 17.30 y las 19 h, tuvo lugar la tertulia trimestral que Convive organiza para fomentar la lectura en familia de clásicos de la literatura infantil.

El libro escogido no fue un rollo repollo, al revés, moló un mazo: fueron las increíbles aventuras de Manuel García Moreno, más conocido a ese lado del Manzanares como Manolito Gafotas, más conocido en su casa como «mira quién fue a hablar, el último mono».

Por cuestiones relacionadas con el Covid, la tertulia se llevó a cabo fuera del cole, en el Centro Cultural Eduardo Chillida, donde la Junta Municipal cedió a la Asociación un espacio para poder celebrar el evento. Conseguimos reunir a 22 personas entre padres e hijos, todo un logro si tenemos en cuenta que la actividad no se realizó en el colegio y que no daba comienzo inmediatamente después del horario escolar, como suele ocurrir normalmente.

La tertulia fue genial: ese ratito nos dio para hacer un listado de temas extraídos del libro (entre los que destaca el de los motes en los coles) y, a continuación, un listado de expresiones manolitescas que los propios participantes fueron comentando. Con ellas propusimos redactar un pequeño relato o texto corto poniéndonos en la piel de Manolito, y lo escribimos en menos de 5 minutos. El resultado lo tenéis aquí, en estos microrrelatos que demuestran que todos y todas, grandes y pequeños, llevamos un/a escritor/a dentro.

El camión (Víctor)
Mi padre llama al camión “Manolito” y a mí me llamó también Manolito. Todos los de mi familia nos llamamos Manolito desde el comienzo de los tiempos.

La desesperación de la sita Asunción (Lucía A. M.)
Científicos del mundo mundial han investigado lo que sucede con la sita Asunción porque, desde el principio de los tiempos, nos suelta en clase un rollo repollo sobre la paz en el mundo. Y, claro, cuando hay que ir disfrazados, ella va y nos suelta otro rollo repollo de ser buenos y, claro, eso no se lo cree nadie en el mundo mundial.
Ella se desespera, pero nosotros seguiremos siendo delincuentes; así que nada de palomas de la paz.

En el Prado (Manuel)
El día más feliz de mi vida fue la visita al Museo del Prado con mi clase. Creía que iba a ser un rollo repollo, pero luego moló un pegote.

La escalera (Andrés)
Pintar la escalera mola un pegote.

La psicóloga (Lena Espada Pasquale, alias Chicazo)
Ir a la psicóloga moló un pegote porque he descubierto que he conseguido que mis padres (sobre todo, mi madre y su colleja correspondiente) me empiecen a poner bocatas de Nocilla y eso mola un pegote.

Paquito Medina (Rosa, alias Pon)
Paquito Medina mola pegote. Es el niño más inteligente del planeta Tierra y me ha defendido cuando Yihad me ha pegado, intentando romperme las gafas. Hoy le he invitado a mi casa, pero el Imbécil ha llegado pronto y todo ha resultado un rollo repollo.

El imbécil (anónimo)
No sé por qué tengo al Imbécil. El Imbécil es mi hermano pequeño y estar con él es un rollo repollo porque no tiene otro objetivo en la vida que molestar. Empezaré desde el principio de los tiempos. Resulta que el Imbécil y yo volvíamos a casa del colegio y entonces empieza a coger el chupete (para los bebés) de la calle y empieza a chuparlo.

Feliz (Pulga y Vampiro)
Hoy ha sido el momento más feliz de mi vida. El Imbécil se ha ido al museo y estoy tan feliz como una perdiz.
Además, hoy me han regalado unas gafas nuevas que molan un pegote, y el cumple del abuelo ha sido alucinante.

Cuando yo pinté la escalera (Emma)
Yo pinté la escalera con un propósito; pero ese propósito no lo podían explicar ni todos los científicos del mundo mundial. Y ya veía las collejas.

Las gafas (Susana)
Yo he llevado gafas casi desde el principio de los tiempos. Y, aunque intento que no se rompan, es algo casi inevitable. Eso lo saben “aquí y en Pekín”. Ayer mismo el Imbécil se sentó encima de ellas, y ni te imaginas, yo ya sentía cómo las collejas sobrevolaban.

El Suso de la Plaza del 20 (Jesús Almendro)
A mí me llaman el Suso. Me llaman el Suso en Moratalaz que es un barrio que limita por el Sur con la M-30, y por el Norte con la M-40, con lo que se define su porción en el mundo mundial. Yo soy el Suso en la plaza del 20, que es una plaza que si tú la llamas por su nombre real, o sea, plaza del Corregidor Conde de Maceda y Taboada, solo la conocen los autobuseros y nadie más, mira tú qué cosas.
La historia completa de por qué se llama así se remonta al principio de los tiempos y, si un día me buscas, te la contaré. Tienes que preguntar por el Suso, en Moratalaz, plaza del 20. Pero tienes que preguntar por “EL” Suso, el “el” es fundamental, sin el “el” tampoco me vas a encontrar.

La colleja, mi enemiga mortal (Patrick, alias el P. Calvo)
Está demostrado científicamente por científicos de todo el mundo que la colleja tiene efecto retardado. Este aparece a los 30 minutos exactos de que una madre o, en su defecto cualquier adulto, se lance contra esa zona de tu cuerpo que está entre oreja y oreja. También existen collejas que te dan los amigos y la gente de tu clase. El Yihad es un experto mundial en darlas, las suyas duelen a las 30 milésimas de segundo de darlas y duran hasta el final de los tiempos. Mi madre, que es un ser humano sin compasión, es una experta internacional (científicos de EE. UU. respaldan esta teoría).
Las collejas deberían estar prohibidas por la Constitución Española.

Martita Gafitas (Marta)
Yo llevo gafas desde el principio de los tiempos. A veces no me gusta, pero otras mola un pegote porque, si no las llevara, ¿cómo iban a llamarme Gafitas? No tendría mote o mi mote sería un rollo repollo. Lo único malo es cuando se me rompen y mi madre (que trabajaría para el FBI si los del FBI la conocieran) se da cuenta antes de que yo entre por la puerta y ya tiene la colleja preparada… y es que las collejas de mi madre son como catedrales.

El camión de mi padre (La Luisa, alias la Molinera)
En mi casa hay dos cosas importantes: mis gafas y el camión de mi padre. Luego ya estamos el Imbécil, mi abuelo y yo. Mi madre quiere a mis gafas porque dice que no se me ocurra volver un día a casa sin ellas o voy a estar pagando unas nuevas hasta el final de los tiempos o hasta que España vuelva a ganar Eurovisión. Y quiere al camión de mi padre porque con él dice que pagaron las gafas, la terraza de aluminio visto (que, si no, mi abuelo y yo íbamos a estar durmiendo en la bañera) y hasta el chupete del Imbécil, que, si no fuera por este invento científico mundial, por la noche no dormiría ni él, ni nosotros, ni los marcianos de Marte. Mi abuelo dice que el chupete del Imbécil es como para él su dentadura, un objeto bastante crucial de la existencia que más vale no perder, como mis gafas.

El próximo libro que leeremos es El principito, que sabemos que está en muchas de vuestras bibliotecas y que gusta a grandes y chicos. La tertulia será el viernes 20 de mayo, a las 16.15 horas en el cole, o en el parque, ya veremos. Pero antes queremos animaros a participar el día 21 de abril en un Taller Creativo-Artístico sobre el libro, que coincidirá con la celebración del Día del Libro en la biblioteca del cole.

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